¿Cómo enseñar con efectividad a aquellos
estudiantes que están dispuestos a aprender y a obtener nuevos conocimientos,
que a su vez ellos enseñaran en el futuro a otros dispuestos a aprender y a
obtener nuevos conocimientos?
Esta es la pregunta, que aunque extensa y
parecida mas a un trabalenguas como los que nos aprendíamos a fuerza de la
repetición en la escuela primaria (¡todavía me acuerdo!), que me ha inquietado
más que otra cosa en los últimos días. Sobre todo cuando estamos frente a una
era de constantes cambios en todas las áreas del pensamiento y de la tecnología
en general. Y donde la educación y el enseñar, como áreas del pensamiento
positivo que son, no están ni deben, estar ajenos a dichos cambios en nuestra
sociedad. Cambios, que de no ser tomados en cuenta en la enseñanza de las
nuevas generaciones, van a debilitar y a mermar el aprendizaje de aquellos a
quienes usted y yo tenemos la oportunidad de impartir nuevos conocimientos.
Es por eso, que mi objetivo en este breve
ensayo, sin pretender ser un experto en la materia pero si como alguien que
tiene la oportunidad y el privilegio de enseñar, es aportar lo que para otros
que ya lo han hecho y para mí personalmente significa enseñar y aprender en
esta época de cambios. Mi intención, además, es de alguna manera definir lo que
significa ser maestro y estudiante o alumno hoy en día.
Lo anterior, como bien lo vemos; tiene su
justificación en el hecho de que la educación y por supuesto la forma de
enseñar y de aprender por parte de los alumnos, debido a los cambios de los
cuales he venido hablando anteriormente, no es ni debiera ser la misma que hace
20 o 30 años atrás. Las cosas han cambiado; y las personas y su forma de pensar
también. No podemos seguir empeñados en enseñar y querer que los estudiantes
aprendan de la misma manera que lo hacían nuestros maestros cuando usted y yo
éramos niños y jóvenes.
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