lunes, 29 de agosto de 2016

Educación Actual



Hace ya algunos días se publicó en algunos periódicos la historia de Jack Cator, un joven emprendedor británico que ha creado una exitosa plataforma online. Este tipo de noticias son habituales, pero ya no lo son tanto los titulares que se utilizaron en algunos medios: El macarra que se hizo millonario por portarse mal en el colegio (El Confidencial), La historia del joven británico que se hizo millonario por no atender en clase (ABC), El joven que se hizo multimillonario por portarse mal en el colegio (BBC). Resulta cuanto menos curioso que “portarse mal en el colegio” y “no atender en clase” se insinúen como claves del éxito de Jack. Sin duda, corren malos tiempos para la escuela.

Pensando sobre ello, recordé lo que dicen sobre la educación algunos de los grandes pensadores de nuestros días: Robinson, Bauman, Gardner, Gerver, Wagner, Tough… todos ellos coinciden en que algo no funciona en la educación que ofrecemos en nuestras escuelas.

Esto me ha motivado a recopilar en este artículo algunas de las cosas que no funcionan en la educación escolar, algunos de los problemas que considero más significativos para entender qué es aquello que deberíamos cambiar para ofrecer una educación en nuestras escuelas que dé respuesta a las necesidades reales que tienen nuestros niños y jóvenes para sobrevivir en un mundo tan inestable como el actual y como el que se encontraran en un futuro incierto.

Un primer problema a comentar es el hecho de que los sistemas educativos dependen de los cambios políticos. En la mayoría de nuestros países, cada cambio de gobierno conlleva un cambio en el sistema educativo. Esto provoca que se encadenen reformas de las leyes educativas que tienen como principal consecuencia currículos inabarcables y cambios metodológicos sin sentido que, además, casi nunca van acompañados de la formación necesaria para los docentes.

Los gobernantes suelen sentirse mucho más cómodos con una educación que funciona como elemento conservador de lo establecido que con una educación que alimenta el espíritu crítico y el cambio. Por ello, la educación debe quedar al margen de los vaivenes políticos.



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