Hace ya algunos días se publicó en algunos
periódicos la historia de Jack Cator, un joven emprendedor británico que ha
creado una exitosa plataforma online. Este tipo de noticias son habituales,
pero ya no lo son tanto los titulares que se utilizaron en algunos medios: El
macarra que se hizo millonario por portarse mal en el colegio (El
Confidencial), La historia del joven británico que se hizo millonario por no
atender en clase (ABC), El joven que se hizo multimillonario por portarse mal
en el colegio (BBC). Resulta cuanto menos curioso que “portarse mal en el
colegio” y “no atender en clase” se insinúen como claves del éxito de Jack. Sin
duda, corren malos tiempos para la escuela.
Pensando sobre ello, recordé lo que dicen sobre
la educación algunos de los grandes pensadores de nuestros días: Robinson,
Bauman, Gardner, Gerver, Wagner, Tough… todos ellos coinciden en que algo no
funciona en la educación que ofrecemos en nuestras escuelas.
Esto me ha motivado a recopilar en este
artículo algunas de las cosas que no funcionan en la educación escolar, algunos
de los problemas que considero más significativos para entender qué es aquello
que deberíamos cambiar para ofrecer una educación en nuestras escuelas que dé
respuesta a las necesidades reales que tienen nuestros niños y jóvenes para
sobrevivir en un mundo tan inestable como el actual y como el que se
encontraran en un futuro incierto.
Un primer problema a comentar es el hecho de
que los sistemas educativos dependen de los cambios políticos. En la mayoría de
nuestros países, cada cambio de gobierno conlleva un cambio en el sistema
educativo. Esto provoca que se encadenen reformas de las leyes educativas que
tienen como principal consecuencia currículos inabarcables y cambios
metodológicos sin sentido que, además, casi nunca van acompañados de la
formación necesaria para los docentes.
Los gobernantes suelen sentirse mucho más
cómodos con una educación que funciona como elemento conservador de lo
establecido que con una educación que alimenta el espíritu crítico y el cambio.
Por ello, la educación debe quedar al margen de los vaivenes políticos.
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